Estaba acostumbrada a que no llegara en la noche o faltara a casa más de dos días, era su vida y ella no se metía, es mas le entendía y hasta sonreía..Pero se avejentó mas rápido que ella.Comenzó con algunos quejidos cuando hacía sus necesidades, salia poco y dormía mucho, siempre a su lado. El día que no pudo caminar más lo llevó como pudo para que lo vieran..
-Son cosas de la edad, tendrá que ayudarle en todo.-.
Pero ahora era imposible que se hubiese movido de casa- Un presentimiento la llevó a la despensa y ahí estaba, tan pequeño era, cerca del trapo de sacar brillo al suelo, tieso y opaco..lo tomó con suavidad, lo envolvió en un chaleco viejo y llamo al chico que atiende en el minimarket para que pasara en la tarde- Schopper ha fallecido- si podria ud enterrarlo? ... tal vez en el parque....
tieeeerno, a todos nos va a pasar con nuestros gatitos, a mi ya me pasó dos veces y lo lloré mas Cada vez qeu veia sus mantitas o sus platitos de comida me daba el cototo.......
ResponderEliminarlos gatos son muy especiales, muy libres, nunca son totalmente propios aunque su vida esté siempre contigo. Egoicos a cagarse,no se les puede exigir nada y esperan todo de ti -comida, amor, caricias, calor (todo medido por ellos)- hasta su último respiro.
ResponderEliminarBello, tierno y emotivo cuento, tìa... A mì no se me ha muerto aùn ningún gato y espero que el Vash no me dé ese disgusto pronto, pero sí he enterrado cobayas y ha sido también una pena enorme... Tanto como el momento de encontrarlos agonizantes o ya muertos, un impacto de la cotidianeidad, al fin y al cabo, pero no menos impacto para el alma...
ResponderEliminarBesos! xxx
Es lo que tiene de primordial el cariño, de transparencia la realidad.
ResponderEliminarLimpio homenaje, Raque.