Mi madre que hablaba por teléfono y yo cerca de ella aparentaba leer pero la escuchaba, el tono de su voz iba en crescendo. histerico y malévolo
La visitamos en el hospital, para mi era una situación limite, el ramo de flores aparentemente silvestres quedaron en la mesita de noche, su única hija, estaba nerviosa y saltaba con mal humor por cualquier cosa, provocando angustia en la habitación. Me llamó la atención la delgadez de su rostro siempre regordete y sonrosado .Nos sonrío a mi madre y a mí, era una sonrisa sincera aunque mas parecía una mueca de muñeca de trapo.
Hoy de paso por el cementerio, le pusimos en su tumba una piedrecita azul .
Qué penita... Triste y bello relato, como la vida misma...
ResponderEliminarGracias Thamar
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